En los primeros 5 años, los dibujos de tu hijo van reflejando su desarrollo psicomotriz. Atención a estos “acontecimientos”
A partir de los 12-18 meses, el bebé puede sujetar un lápiz y dejar marcas o rayajos en el papel, de forma casual. Dale papeles grandes y sólo un lápiz o pintura de cera, negra o roja, para que contraste bien y pueda apreciar mejor el resultado de su acción. Las pinturas de dedos son otra opción.
de 2 a 3 años: garabatos controlados
Unos seis meses después de haber empezado a garabatear, relaciona sus movimientos y los trazos que surgen. Y ya puede dirigir el lápiz por donde quiere. Se repiten las rayas, círculos, puntos... La amplitud, la presión y la distribución en la hoja reflejan ya su carácter y su momento de ánimo.
hacia los 3 años: garabatos con nombre
Un día te muestra un garabato y dice: “Ésta es mamá”. Espera a que lo haga de forma espontánea. En esta nueva fase de diálogo, sus explicaciones son tanto o más reveladoras que el trazo, la ubicación o los colores elegidos. Al dar un nombre a sus garabatos empiezan sus dibujos figurativos.
a los 3 o 4 años: el monigote cabezón
La figura humana, el primer motivo “realista” que intenta dibujar, al principio es un círculo, una cabeza en la que después situará los ojos y de la que irán brotando piernas y brazos (sin tronco). Los colores no son realistas, responden a su fantasía, y ya revelan su estado emocional.
a los 4 o 5 años: el dibujo "realista"
Al dibujar la figura humana refleja la progresiva asimilación de su esquema corporal. Del monigote cabezón al personaje-cerilla (ya dibuja la cruz), y de éste a los personajes reconocibles por sus rasgos. Luego va incorporando detalles (orejas, botones, zapatos...) que muestran su evolución mental.